Tiene un encanto
especial. Puede que sea un encanto que se consigue con el tiempo y no un
amor a primera vista. Puede que sugiera sentimientos enfrentados. Puede que
para llegar a quererla del todo nos tengamos que distanciar. Puede que aun queriendo
salir de allí necesitemos verla y sentirla cada cierto tiempo.
Puede que sus calles, sus castizas calles, te envuelvan en
algo especial. Puede que sus estrechas calles con sus antiguas fachadas y
diminutos balcones nos asombren una y otra vez. Puede que disfrutemos como el
primer día cada vez que las recorremos. Puede que no nos importe perdernos por
ellas. Puede que seguir descubriéndolas siempre nos regale algo mágico.
Puede que sus gentes sean más parecidas a ti de lo que
parecen. Puede que sus viandantes sientan lo mismo que tú. Puede que sus
ocupantes sean simples pasajeros, simples pasajeros que desconocen por cuánto
tiempo más la podrán disfrutar. Puede que esa fugaz estancia de la mayoría de
ellos haga que sea tan mágica.
Puede que sea un trocito de muchos. Puede que su identidad dependa
de ti. Puede que sus alegrías se compartan y compongan por mucho más de lo que
podremos imaginar. Puede que sus mayores logros los sintamos como nuestros.
Puede que toda esa mezcla la haga tan mágica.
Puede que su esencia sea única. Puede que su esencia simplemente enganche. Puede que su esencia nos
regale mucho sin darnos cuenta. Puede que su esencia simplemente sea mágica.
Puede que su ritmo nos envuelva al instante. Puede que su
velocidad nos impulse a querer siempre más. Puede que su actividad nos regale
cosas nuevas a cada momento. Puede que su premura nos despierte a la
innovación. Puede que su celeridad la haga tan mágica.
Puede que no sea de nadie. Puede que sea de todos.
Puede que hablemos de Madrid.
Puede que hablemos de Madrid.
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