“¿Recuerdas cuando me dijiste que deberíamos vivir juntos y ser infelices para poder ser felices? Considera una prueba de lo mucho que te quiero el haber pasado tanto tiempo desgastándome en el intento para ver si funcionaba. Pero una amiga me llevó a un sitio impresionante el otro día, se llama el Augusteum, Octavio Augusto lo construyó para que albergara sus restos. Cuando llegaron los bárbaros lo arrasaron junto con todo lo demás. El gran Augusto, el primer gran emperador de Roma, ¿cómo podría haber imaginado él que Roma o lo que para él era el mundo entero, acabaría un día en ruinas?
Es
uno de los lugares más silenciosos y solitarios de Roma. La ciudad ha ido
creciendo a su alrededor durante siglos, es como una bella herida, como un
desengaño amoroso al que te aferras por el placer del dolor. Todos queremos que
nada cambie. Nos conformamos con vivir infelices porque nos da miedo el cambio,
que todo quede reducido a ruinas. Pero al contemplar ese sitio, el caos que ha
soportado, la forma en la que ha sido adaptado, incendiado, saqueado y luego
hallado el modo de volverse a levantar, me vine arriba.
A
lo mejor mi vida no ha sido tan caótica y es el mundo el que lo es y el único
engaño es intentar aferrarse a ella a toda costa. Las
ruinas son un regalo. Las ruinas son el camino a la transformación.
Incluso
en esta ciudad eterna el Augusteum me ha enseñado que debemos estar siempre
preparados para infinitas oleadas de transformación.
Los dos nos
merecemos algo más que estar juntos por miedo a sufrir si lo dejamos”
Come
Reza Ama
No hay comentarios:
Publicar un comentario