miércoles, 23 de octubre de 2013

Las ruinas son un regalo


“¿Recuerdas cuando me dijiste que deberíamos vivir juntos y ser infelices para poder ser felices? Considera una prueba de lo mucho que te quiero el haber pasado tanto tiempo desgastándome en el intento para ver si funcionaba. Pero una amiga me llevó a un sitio impresionante el otro día, se llama el Augusteum, Octavio Augusto lo construyó para que albergara sus restos. Cuando llegaron los bárbaros lo arrasaron junto con todo lo demás. El gran Augusto, el primer gran emperador de Roma, ¿cómo podría haber imaginado él que Roma o lo que para él era el mundo entero, acabaría un día en ruinas?


Es uno de los lugares más silenciosos y solitarios de Roma. La ciudad ha ido creciendo a su alrededor durante siglos, es como una bella herida, como un desengaño amoroso al que te aferras por el placer del dolor. Todos queremos que nada cambie. Nos conformamos con vivir infelices porque nos da miedo el cambio, que todo quede reducido a ruinas. Pero al contemplar ese sitio, el caos que ha soportado, la forma en la que ha sido adaptado, incendiado, saqueado y luego hallado el modo de volverse a levantar, me vine arriba.
 

A lo mejor mi vida no ha sido tan caótica y es el mundo el que lo es y el único engaño es intentar aferrarse a ella a toda costa.  Las ruinas son un regalo. Las ruinas son el camino a la transformación.

Incluso en esta ciudad eterna el Augusteum me ha enseñado que debemos estar siempre preparados para infinitas oleadas de transformación.
 

Los dos nos merecemos algo más que estar juntos por miedo a sufrir si lo dejamos
 

                                                                                                                                                       Come Reza Ama



 



miércoles, 16 de octubre de 2013

Caminos


Existen todo tipo de caminos, multitud de caminos. Unos son largos y otros cortos, unos que desde el principio se divisa el final y otros que no sabes hasta dónde llegarán. Caminos de rosas, caminos rocosos, caminos al aire libre, caminos oscuros,… caminos sin más.

Se podría decir que la vida es esto, un simple camino. Y “ese camino” no siempre lo elegimos sino que nos viene dado o llega un momento en que paramos  y nos ponemos a pensar cómo hemos llegado hasta ahí.

Puede que el camino que estás recorriendo sea el soñado, el que siempre imaginabas. Puede que “estés en tu camino” y esto dependiendo de cada persona varía.  Para unos ese camino consiste en el trabajo soñado, otros en la familia perfecta, otros en el status deseado,… y así multitud de caminos diferentes.

Si es así, si estás en tú camino, aprovéchalo, disfrútalo y ve recorriéndolo dando lo mejor de ti para que ese sea siempre tu camino perfecto, haciendo que cada día vaya mejorando y llenando tus días de felicidad.

Si el camino en el que estás sin embargo difiere de tus expectativas, te da lo suficiente para vivir pero no para hacerte vibrar, puede que sea el momento para un cambio. Puede que sea el momento para dejar de mirar desde la barrera el camino que de verdad te gustaría tener y lanzarte hasta él.

Nunca es tarde para hacer un parón y comenzar de nuevo. Eso nunca será un fracaso, sino un logro. Un logro el no rendirse, un logro el luchar por lo que uno quiere, y lo más importante, un logro el perseguir siempre tu felicidad.
                                                                                                                                                              SPJ
Que bonita la vida - Dani Martín


martes, 8 de octubre de 2013

Dichosos consejos


“Pregúntate si lo que estás haciendo hoy te ayudará a acercarte a donde quieres estar mañana.”
Es muy fácil decirlo, es muy fácil dar consejos, es muy fácil estar en la piel de otros y saber qué hacer en su situación, es muy fácil opinar sobré que haríamos, pero… ¿realmente nos aplicamos a nosotros lo mismo?

Está claro que nos encontramos inmersos en tiempos difíciles y duros, sobre todo para los jóvenes. Tiempos complicados para los que buscan su primer trabajo dejando atrás años de universidad, noches sin apenas dormir realizando trabajos, nervios por exámenes… todo esto sin ser excluyente de grandes fiestas, año Erasmus, viaje fin de carrera, bienvenidas universitarias,… digamos que no lo pasamos mal, no nos engañemos. =)

Aun así, tras esos años, nos toca comenzar una nueva etapa en la que tenemos la impresión de que todos nuestros esfuerzos universitarios no han servido ya que ahora apenas se da valor a nuestro título. Digamos que es lo mínimo exigido, un título universitario, y ahora nos piden experiencia desde el primer momento sin darnos la oportunidad de adquirirla, algo que no se entiende, en fin.

En este punto cada uno va avanzando como puede, unos optan por realizar un master, otros por buscar trabajo únicamente de lo suyo, otros por coger “lo que sea”,…

Eso de dar consejos, como decía al principio, es fácil asique, ahí va el mío. Os pido que no dejéis de hacer lo que os apasiona. Quizá no podáis vivir de ello, quizá os suponga un esfuerzo, quizá os entren muchas veces ganas de dejarlo, pero no por ello abandonéis por completo lo que hace años soñabais poder desempeñar.

Utilizar vuestro tiempo libre para seguir formándoos en lo que os gusta, realizar lo que os llena aunque no obtengáis beneficio económico, en definitiva, se trata de no desvincularse por completo de lo que nos gusta porque, quién sabe, esta mala situación no será para siempre y puede que dentro de no mucho tengamos la oportunidad que siempre hemos querido y cuando eso llegue tenemos que estar preparados, con ganas y demostrando lo que valemos.

Lo dicho, “Pregúntate si lo que estás haciendo hoy te ayudará a acercarte a donde quieres estar en el futuro.”
                                                                                                                                                        SPJ

martes, 1 de octubre de 2013

Pasajeros

Hay personas importantes en tu vida, personas que pasaron por ella sin dejar huella, personas que eran totales desconocidos y pasaron a formar parte de tu día a día, personas que lo eran todo y de repente son completos desconocidos, personas que … así podría seguir diciendo un sinfín de tipos de personas con las que nos topamos a lo largo de nuestra vida.

Hay circunstancias que hacen que las personas que ocupaban tu día a día ya no lo hagan, como puede ser un cambio de trabajo, un final de curso, un largo viaje a otro país,… y ya por ello nos entristecemos, pensamos que ya no será lo mismo, que esa o esas personas dejarán de saber de ti,… pero yo me niego a pensar que eso tenga que ser así.

Pasan personas por nuestra vida que realmente merecen la pena y por la simple vaguería, por pensar que esa persona ya no se acordará de ti, por si le molesto y por multitud de cosas que se nos vienen a la cabeza dejamos de hacer esa llamada o de escribir ese mensaje con un simple “¿qué tal estás?” que tanto deseamos decir y que a esa persona tanto enriquecerá y alegrará.
                                                          

Me niego a que personas con las que solo necesitabas una mirada para saber cómo estabas porque, por ejemplo, has compartido con ella un viaje de meses alejada de familia y amigos de siempre y pasó a ser prácticamente tu sombra, tu confesora, tu familia,…, en definitiva, tu mayor apoyo, y llegue un momento que te reencuentres con ella y parezcáis auténticos desconocidos.

Merece la pena conservar lo que nos hace feliz, lo que nos divierte, lo que nos da confianza, lo que nos permite tomar un simple café y pasar una tarde entera de risas, lo que nos ayuda cuando tenemos un tropezón de cualquier tipo,… y esto no son, ni más ni menos, que las personas que pasan por nuestras vidas por una u otra razón.
                                                                  
                                  
Esta semana dos personas de mí día a día han dejado de serlo, pero solo han dejado  eso, de serlo del día a día, porque por supuesto que seguirán formando parte de mi vida.


Hagamos un pequeño esfuerzo y conservemos lo más importante que hay, que son las personas, porque lo material nunca nos devolverá tanto como una simple sonrisa o un abrazo cuando lo necesitas.
                                                                                                                                     SPJ