martes, 1 de octubre de 2013

Pasajeros

Hay personas importantes en tu vida, personas que pasaron por ella sin dejar huella, personas que eran totales desconocidos y pasaron a formar parte de tu día a día, personas que lo eran todo y de repente son completos desconocidos, personas que … así podría seguir diciendo un sinfín de tipos de personas con las que nos topamos a lo largo de nuestra vida.

Hay circunstancias que hacen que las personas que ocupaban tu día a día ya no lo hagan, como puede ser un cambio de trabajo, un final de curso, un largo viaje a otro país,… y ya por ello nos entristecemos, pensamos que ya no será lo mismo, que esa o esas personas dejarán de saber de ti,… pero yo me niego a pensar que eso tenga que ser así.

Pasan personas por nuestra vida que realmente merecen la pena y por la simple vaguería, por pensar que esa persona ya no se acordará de ti, por si le molesto y por multitud de cosas que se nos vienen a la cabeza dejamos de hacer esa llamada o de escribir ese mensaje con un simple “¿qué tal estás?” que tanto deseamos decir y que a esa persona tanto enriquecerá y alegrará.
                                                          

Me niego a que personas con las que solo necesitabas una mirada para saber cómo estabas porque, por ejemplo, has compartido con ella un viaje de meses alejada de familia y amigos de siempre y pasó a ser prácticamente tu sombra, tu confesora, tu familia,…, en definitiva, tu mayor apoyo, y llegue un momento que te reencuentres con ella y parezcáis auténticos desconocidos.

Merece la pena conservar lo que nos hace feliz, lo que nos divierte, lo que nos da confianza, lo que nos permite tomar un simple café y pasar una tarde entera de risas, lo que nos ayuda cuando tenemos un tropezón de cualquier tipo,… y esto no son, ni más ni menos, que las personas que pasan por nuestras vidas por una u otra razón.
                                                                  
                                  
Esta semana dos personas de mí día a día han dejado de serlo, pero solo han dejado  eso, de serlo del día a día, porque por supuesto que seguirán formando parte de mi vida.


Hagamos un pequeño esfuerzo y conservemos lo más importante que hay, que son las personas, porque lo material nunca nos devolverá tanto como una simple sonrisa o un abrazo cuando lo necesitas.
                                                                                                                                     SPJ

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